V Congresso Panamericano de Antroposofia

El Hombre “sin patria”



Brasil es un país que consigue acoger a seres humanos procedentes de continentes, países, lenguas, costumbres, religiones diferentes. Es un país de encuentro. Es verdad que este encuentro no siempre es fácil, la llegada de otros países normalmente fue impulsada por el sufrimiento. Más conocido es el sufrimiento de los negros que vinieron de varias culturas y religiones distintas como “mercadería”. En el caso de los europeos también casi siempre fueron el hambre, la guerra, persecuciones racistas, religiosas o políticas la causa de su exilio. El caso de Japón, Líbano, Siria, China es parecido. E incluso los portugueses que llegaron a Brasil tuvieron que superarse para atravesar los océanos, por ej. : Niños que fueron reclutados para trabajar en las carabelas...

Podemos preguntarnos: ¿Por qué tanto movimiento? Será que existe una meta invisible por detrás de esta migración? ¿Será que seres espirituales tienen un “plan de cosmopolitismo”? Durante milenios los seres humanos se diferenciaron en pueblos, lenguas, culturas y costumbres tornando este mundo tan colorido. ¿Será que este proceso de diferenciación – también de individuación – posibilita crear cada vez más la conciencia de la humanidad, de aquello que nos une como ser humano? ¿Qué tengo yo, por ejemplo, en común con una mujer de Etiopia, un inuit del Círculo Polar y un tuareg del Sahara? Algo nos une a pesar de las diferencias y este sentimiento de lo común surge cada vez más en los niños que nacen ahora y que los jóvenes expresan con más claridad.

Rudolf Steiner habla en este sentido del “hombre sin patria” ( heimatloser Mensch”) en su conferencia El Evangelio de San Juan (GA 103) y en la Misión del alma de los pueblos (GA 121) Steiner nos explica que en el camino de iniciación, desde los tiempos antiguos, existe una etapa de volverse “sin patria”. Este concepto no es negativo, al contrario, significa que el iniciado no puede tener simpatías por un pueblo específico, sino que se esfuerza en ampliar su conciencia hacia toda la Humanidad, para lo humano genérico. Esto porque en el mundo espiritual no existen esas fronteras y que solamente en el mundo físico el ser humano es influenciado fuertemente por género, familia, pueblo, lengua, nación, etc. (STEINER Evangelio de San Juan)
Según Steiner, la Tierra primero se dividió en continentes, razas, pueblos, lenguas, culturas, etc. La Tierra pudo dividirse, pero la envoltura aérea no. El aire circula libremente y envuelve a la Tierra como un todo, sin distinción, y fue a partir de esta “envoltura aérea” que el Espíritu Santo sopló el hálito divino, vivo, en el Hombre. La envoltura aérea es el símbolo exterior y material del amor que rodea la órbita terrestre, el amor universal que se realizará poco a poco, ya que esta es la meta de la Tierra: amor en libertad

Así, pienso que Brasil reúne a personas que, por un lado, perdieron su patria (muchas veces no por propia voluntad) pero, por otro lado, se les ofreció una oportunidad de ver lo positivo de esta pérdida y concientizarse del aspecto constructivo del hecho de ser “sin patria”. Brasil puede ser pionero en esta etapa en la que el ser humano se torne cosmopolita, de construir una globalización humana Lo interesante es la amalgama no sólo de la sangre, sino también de las cualidades de los pueblos.

Declaración del libro ORIGEN – Retratos de familias en Brasil de Fifi Tong:
El balance entre la fuerza de la raíz en su origen y el encanto por la nueva tierra – ¿para qué lado el péndulo iría? .... ¿Qué fuerza es esa que envuelve, enlaza y transforma extranjeros en brasileños?
....... Brasil es un país tan singular y el brasileño es un ser tan plural....
Fortaleciéndose no por la sustracción, sino por la adición .Aquí, gracias a Dios y a los caprichos de la historia nadie es “puro”, contentémonos en ser apenas únicos e inimitables, dejando los ideales de pureza racial para aquellos tan tontos que creen en tal inútil quimera. Incluso porque – como advierten espiritualistas y esotéricos de las más diversas tendencias – la nueva civilización, pautada en las correctas relaciones humanas, nacerá de una mezcla como la nuestra que, por sí sola, imposibilita que alguien sea estigmatizado por sus orígenes o por su apariencia. Es evidente que todavía no estamos allá, y el camino que se debe recorrer es largo, mas estamos en el camino correcto......(Pedro Afonso Vasquez)

Mirando a Brasil desde este ángulo podemos ver la unión de talentos y valores como por ejemplo, la sabiduría ancestral con relación a las fuerzas vitales de la naturaleza del indígena; la virtud de improvisación, creatividad y presencia de espíritu del africano; la capacidad ordenadora y la fuerza del pensamiento del espíritu alemán, Puedo dar mi ejemplo: la guerra empujó a mi familia a Egipto y a Paquistán y después , por propia voluntad , llegué a Brasil, país que despertó en mí la fuerza para contribuir, para aliviar la miseria y de este modo percibir con la convivencia que cada ser humano habitante de favelas o del campo es un ser que puedo encontrar de igual a igual. “Perdí” mis raíces, pero mis manos, mis capacidades las puse a disposición, primero de Brasil y ahora, cada vez más, del mundo en general. Y así, me siento alemana, brasileña y cada vez más ¡cosmopolita!

Para conocerse a sí mismo se necesita al otro y para conocer su propio pueblo se precisa comprender a otros pueblos, y de esta manera se llega a ser un ciudadano del mundo. Un hombre “sin patria”, dijo Steiner, es aquel que es capaz de acoger en sí la gran misión de la Humanidad sin que se inmiscuyan marices de sentimientos y sensaciones originarias de su tierra natal. Este camino de iniciación se desarrolla en varias etapas donde la quinta es la del hombre “sin patria”, donde el ser humano supera lo que surge apenas de su pueblo para alcanzar un punto de vista libre y objetivo a los diferentes pueblos, siendo un tono de la orquesta mundial, de la gran música divina ( Tupã Tenondé)

Desearía mencionar aquí el mito tupi-guaraní como lo cuenta Kaká Wera Jecupé:
(FORMA DE LOS CUATRO)
 La tierra se sostiene con cuatro palmeras azules y una en el centro que es la columna vertebral. Los cuatro cantos (rincones), las cuatro “respiraciones de la tierra representan las cuatro razas (además de representar los elementos, las estaciones, etc.) El centro es el local del espíritu viviente, en el cuerpo humano sería el corazón. Lo vertical es el elemento masculino, lo horizontal el elemento femenino. En el centro ocurre la respiración: inspiración, retención, expiración y vacío.

El centro representa la síntesis – el quinto pueblo. El no abandona la cualidad de su alma cultural, continúa formando parte de su pueblo, pero absorbe lo que tienen de verdadero otros pueblos y razas. Hay una transformación. Aquello que no es verdadero en su tradición se derrumba. Tal vez Brasil puede ser una semilla de este quinto pueblo.

El indígena amerindio es de la filosofía de la tierra
El africano – de la filosofía sensorial del agua
El oriental – de la cultura de la meditación, del fuego
El blanco – de la cultura mental y comunicación, del aire

Los cuatro hacen una síntesis – el quinto pueblo – lo mejor de lo terrenal., de lo emocional, de lo espiritual/meditativo y de lo mental. Esta síntesis primero conserva su raíz, por esto el primer momento es de confusión” (Kaká W. Jecupé).

Es interesante observar que en la tradición tupi-guaraní hay similitudes con lo que Steiner llamó de hombre sin patria.

Es evidente que todas las fuerzas de la evolución también tienen contrafuerzas. Por un lado el nacionalismo, el fundamentalismo y por otro la globalización que uniformiza, simbolizada por Mac Donald, Coca Cola, Mickey.

El arte social consiste en equilibrar estas fuerzas antagónicas, y aún más: crear un tercer elemento mayor, permitiendo que el ser humano se identifique cada vez más profundamente tanto con la misión de su pueblo (los “instrumentos”) como con la misión de la Humanidad (la orquesta)